22 jul 2009

Por aquí es el camino.







Te imaginas un cómo sería?


Leopoldo Maccarco - Ganador Premio Integración (admirable)

¿Se imaginan cómo sería el Perú si no tuviéramos pobreza en la Sierra?
¿Cómo sería nuestra patria si las familias campesinas de la sierra fueran unidades productivas integradas a los mercados nacionales e internacionales?
¿Qué sucedería si la migración cambiara de dirección y se diera de las ciudades de la costa a los pueblos de la sierra?
¿Cuál sería nuestra sensación de futuro si en las escuelas de la sierra se implantara educación funcional para capacitar a los niños en los oficios de sus padres, y a estos en administración básica y procesos de negociación y contratación?
¿Cómo serian nuestras organizaciones sociales y políticas si el Perú fuera un país de productores y de ciudadanos plenos, conscientes de sus deberes y sus derechos?

Sierra Productiva ha adaptado al hábitat serrano 18 tecnologías, empezando por el riego por aspersión, y ha logrado inmensos saltos de productividad, como pasar de los pastos naturales que daban un corte anual de 5 centímetros, a pastos cultivados que dan cinco cortes anuales de un metro cada uno, 100 veces más. Esto ha permitido la multiplicación de la producción de reses, cuyes, cerdos, leche, quesos, yogurt, hortalizas, tortas y Panetones. Además se han adoptado sistemas de producción de biogás, baños secos, cocinas mejoradas, deshidratadores de verduras, termas solares, sistemas de bombeo; y lo que es muy importante, planificación del desarrollo predial y familiar.

Todo esto ha permitido multiplicar los ingresos de las familias campesinas, que ahora consumen alimentos por el equivalente de S/. 500 mensuales y generan ingresos monetarios del orden de S/. 2,000 al mes, en predios de solo 1,000 metros.

Pero hay algo que es aun muchísimo más importante, Sierra Productiva ha logrado la trasformación de hombres y mujeres en pobreza extrema, excluidos y sin esperanza, a ciudadanos llenos de autoestima, con conocimientos técnicos y productivos, con una inmensa confianza en sí mismos y en el futuro de sus familias. Pero no solo han transformado sus vidas, entienden que la limosna se consume pero el conocimiento es para toda la vida, y son generosos más allá de sus comunidades, a través de los 1,700 Yachachiq (Yachay = Conocimiento, Chiq = El que enseña), los productores más desarrollados, que llevan sus experiencias a donde los invitan y para recibirlos luego en pasantías, que ya llegan a 20,000.

Sierra Productiva es una verdadera “Revolución Productiva, Económica y Social de la Sierra Rural Peruana”.
No hay nada más difícil de lograr que un proceso de cambio cuando se percibe ajeno a la realidad o diseñado en un laboratorio. Sierra Productiva es un proceso de cambio único, que está profundamente arraigado en el corazón del propio sujeto de cambio, el campesino, que lo asume como propio y por lo tanto tiene las mejores oportunidades de hacerse sostenible.

Esta debe ser la oportunidad que todos, gobierno, sector privado y cooperantes aprovechemos para lograr en el Perú una sociedad incluyente, prospera y sostenible.

Vocación por el Desarrollo.



Mediante nuestras políticas erradas creamos pobreza y exclusión y evitamos que este país infinito pueda desarrollarse.

¿Qué es dejar de ser pobre?
¿Es que nuestros ciudadanos emigren al extranjero? ¿Es que nuestros habitantes de la sierra se vengan a Ica u otra ciudad en crecimiento a trabajar armando computadoras, o vender discos piratas en las calles?
¡No!, dejar la pobreza es que tus actividades económicas te produzcan mayores ingresos, es que los oficios tradicionales de nuestros pobres aumenten su productividad, que los campesinos, ganaderos, y artesanos tengan mayores ingresos en lo que hacen, en sus pueblos y en sus campos.
Para lograrlo debemos fomentar que ellos y en particular la sierra, accedan a la economía de mercado promoviendo: desarrollo de infraestructuras internas, ampliación de mercados, titulación, acceso al crédito, simplificación administrativa y tributaria, capacitación técnica y societaria, pools de maquinarias, y cadenas y clusters productivos. Esta debiera ser la tarea de ‘Sierra Exportadora’, más que un programa de promoción de la canola.

Nuestros ciudadanos están listos para abrazar la modernidad y la lucha por el bienestar, pero mientras no les demos un sentido de dirección y confianza en el futuro, se seguirán enredando en las trifulcas políticas manipuladas por los enemigos del progreso. Necesitamos una visión positiva que permita una alianza entre el gobierno y la población, para reemplazar el vandalismo por la vocación por el desarrollo.

20 jul 2009

Falsos Defensores de los Pobres


Con muy pocas excepciones, en contados pasajes de la historia, los únicos que pagan las facturas de los malos gobiernos son los pobres. Los ricos siempre tienen como protegerse y muchos hasta pueden terminar beneficiándose, en el corto plazo, de las acciones equivocadas de sus gobiernos.

Lo malo es que cuando la pobreza es muy grande, como en el Perú, aparecen los llamados defensores de los pobres, que lo único que en verdad logran es perpetuar las condiciones que crean la pobreza. Sin lugar a dudas muchos lo hacen con la mejor de las intenciones, pero la mayoría son víctimas de la ignorancia y el prejuicio, otros construyen sus plataformas de vida alimentándose de la pobreza y de la frustración para preservar sus posiciones personales o de grupo.

Entre los típicos defensores de los pobres están buena parte de nuestros políticos autoproclamados de izquierda, de esa izquierda latinoamericana retrógrada y estancada en el mercantilismo político; también están nuestros curitas, que hablan con el corazón en la mano y que confunden limosna con distribución de la riqueza, aun a costa de sacrificar el crecimiento y la disminución de la pobreza; están también una serie de ONGs que hacen su vida y sus ingresos azuzando a los pobres y ahuyentando el progreso, ‘no toquen nada, no enseñen español, ni inglés’.

Este proceso es especialmente notorio en América Latina y en nuestro querido país. Como indica Andrés Oppenheimer en su libro, ‘Cuentos Chinos’ (2005), han encontrado el camino del progreso, de la prosperidad y del bienestar general. Los países que han progresado y han reducido sustancialmente la pobreza, han promovido agresivamente las inversiones, las exportaciones, la educación y la consolidación de instituciones sólidas, transparentes, predecibles y decentes.

¿Somos brutos los peruanos cómo para no darnos cuenta, cual es el camino que tenemos que emprender para reducir la pobreza y lograr el bienestar? ¿Son brutos nuestros políticos para no plantear estrategias adecuadas para el desarrollo? ¿No saben nuestros políticos lo que está pasando en el resto del mundo? ¿No han escuchado del milagro español de los últimos veinte años, del éxito de Nueva Zelanda, de la revolución de Irlanda? ¿No han tomado nota de la reconversión de Europa del Este, de las antiguas repúblicas soviéticas, de China y del salto adelante de la India? ¿No pueden darse cuenta del éxito de los chilenos, por años conducidos por gobiernos socialistas, el único país latinoamericano que ha reducido sustancialmente la pobreza?

¿Brutos? ¡No lo creo!

Lo que pasa es que para tener popularidad en un país de pobres, de gentes sufridas, sin educación y engañadas, es más fácil apelar a las frustraciones y a los resentimientos, es más fácil promover la envidia y el rencor, es más fácil echarle la culpa de nuestros problemas a los ricos y a los imperialistas, que decir la verdad, que somos pobres por culpa de las políticas de nuestros gobiernos, que nuestros políticos son los responsables de nuestra pobreza, que no hay ninguna razón que justifique que un país tan maravilloso como el Perú sea un país pobre.

Para que todos ganemos, solo tenemos que emprender las políticas de desarrollo de aquellos que ya derrotaron y están derrotando la pobreza. Tenemos que desarrollar una visión compartida de futuro, tenemos que promover las inversiones, las exportaciones, tenemos que incorporar a nuestros pobres a la economía de mercado, tenemos que hacer un salto cualitativo en educación y cobertura de salud y tenemos que construir instituciones modernas, eficientes y justas. Todo esto se puede hacer con mucha más facilidad de lo que nos imaginamos, no solo por los recursos que el Perú puede aprovechar para financiar su desarrollo, sino principalmente porque nuestro pueblo es maravilloso, es emprendedor, es trabajador, es creativo, es solidario y es pacífico en esencia.

Estamos en pleno proceso electoral, es momento de ver quienes hablan con la verdad, quienes tienen el valor de reconocer nuestras deficiencias de liderazgo, quienes se atreven a proponer un verdadero cambio hacia la prosperidad y el bienestar general. También es hora de rechazar a los mercantilistas de la política, es hora de encarar la mala voluntad, la ignorancia y la falsedad de los que pretenden erigirse como defensores de los pobres, solo para nutrirse de ellos.

Ya está llegando el día en que nuestros pobres se den cuenta que sus llamados defensores, no son otra cosa que sus victimarios.

En varias ocasiones hemos comentado que es poco lo que podemos esperar de nuestra clase política, que es menester que los ciudadanos planteemos la agenda nacional, en eso hay que insistir. Pero hay diferentes formas en las que los ciudadanos pueden plantear los cambios que necesitamos, una de ellas es creando nuevas realidades con sus acciones cotidianas, con procesos que muchas veces tardamos en descubrir.

Cuando nuestros jóvenes se plantean la necesidad de emigrar, están haciendo un análisis racional sobre el ambiente que necesitan para tener una vida digna. Es muy bueno que la sensación de crisis e incertidumbre esté llevando a nuestros jóvenes y a sus familiares a tomar decisiones racionales, a pesar de que el fondo mismo de la decisión implique algo muy doloroso, perder a nuestros seres, ver que se vayan, porque no podemos darles en su patria lo que buscan afuera. Nuestros jóvenes y me incluyo son más ciudadanos del mundo, están más globalizados que los mayores, saben lo que pasa afuera y lo que les ofrecemos en su patria. Estoy seguro que nada podría hacerlos más felices que encontrar la posibilidad de prosperar en su patria, solo tenemos que ofrecerles lo que buscan afuera, trabajo, seguridad, predictibilidad y compensación a su esfuerzo.

En verdad los peruanos si podemos hacer las cosas bien, nosotros los iqueños somos inteligentes salgamos al frente, defendamos nuestras ideas, construyamos un país de éxito, es hora de cambiar – abracemos la modernidad, el crecimiento y la racionalidad.